Verano asfixiante en Madrid. Treinta y un grados a las diez de la noche. Me doy un último chapuzón intentando mitigar los efectos del calor, pero es invencible. Puede con cualquier intento de refresco.
Un menú espectacular me espera como postre de la cena: Nadal v Del Potro, pero el previo es irrenunciable, y al final decido no saltármelo y deleitarme también con un excelente Murray v Gasquet. A pocas cuentas que se echen, la noche promete ser larga, pero Wimbledon bien merece perder unas cuantas horas de sueño.
miércoles, 29 de junio de 2011
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