sábado, 28 de mayo de 2011

Parte II - A contar billetes

"Si el Kun se quiere ir, lo que haré será contar billetes", Enrique Cerezo.

Impulsado por esta afición del presidente rojiblanco al recuento de moneda y timbre, ayer lunes, en operación vista y no vista, Ujfalusi era vendido al Galatasaray. Un tío que en sus tres años aquí ha dignificado como pocos el escudo de la camiseta, tanto por actitud como por aptitud; un tío que lo ha dado todo en el campo y que si era preciso, sin ser ni de lejos el capitán, daba cuatro voces a los compañeros y los ponía firmes; un tío que corría lo que hiciera falta una banda que a otros se les quedaba larga; en definitiva, un profesional como la copa de un pino de los que no sobran. De los que no sobran en cualquier sitio decente, claro está. Porque en el Club Atlético de Madrid SAD sí sobra. Vale que no puede que no estuviera para jugar de titular todo el año, pero está por ver que titular y suplente de la 2011/2012 le mejoren. Pero había que contar billetes.


El 30 de junio De Gea anunciará, de la mano de su nuevo representante, que se va al Manchester United. Y Cerezo, vestido de empleado de banco del lejano Oeste, con visera, antiparras y cintas en las mangas a la altura de la molla, a contar más billetes, muchos más. "Es que 20 kilos por un portero son muchos", dirá alguno. Son muchos, sí. Pero menos de los que lleva gastados el Club en porteros en los últimos diez años. Y éste iba a durar como poco otros diez. Y éste fue gratis. Pero éste se va porque no le queda otra (sentimientos en mano sí le queda, pero es normal que no la quiera), porque la gestión del Mejor dirigente del 2010 y su socio (que hoy recoge en nombre del Club el premio a Madrileño destacado del año) así lo han querido.

Y aquí no queda la cosa, ya que desde Turquía insisten que después de Ujfalusi va Forlán, y quién sabe si detrás irá Reyes; y mientras tanto, el de Caramuel fantasea con verse como el Tío Gilito nadando en una piscina de billetes, piscina que empezó a llenarse dos años ha con el vil metal de la Heitingada, último día de agosto, día que cierran las piscinas, pero todo fuera por contar y contar. Eso sí, para no llevarse más reprimendas de los ecólogos, los verdes y los del oso panda por llenarse el estanque en pleno invierno, regala a Simao, capitán y titular indiscutible. Que no todo es contar, oiga, que hay que pensar en el medio ambiente también y no es plan de llenarse la piscina en el crudo invierno madrileño.

Sin embargo, cuando puede llegar su gran oportunidad, su gran momento, esperado desde diciembre cuando la directiva que él preside rebajó la cláusula de 60 a 45 millones en lo que sería el preludio de esta gran farsa que empezó el mes pasado; cuando decíamos, le veíamos ya consumando el acto monetario que cualquier fan de Montgomery Burns anhelaría para estallar en un orgasmo que ya quisieran para sus películas un buen puñado de cineastas españoles cuando, exhausto y sudoroso, cuasi jadeante, contara el último euro, el último céntimo de los 45.000.000 € + 18.450.000 € que según su histórico discurso son la única llave que abre la puerta al padre de Benjamín, va y nos sale (en boca de Manzano) con que "hasta el 4 de julio daremos facilidades de pago". Que dicho de otra forma quiere decir que "hasta el 4 de julio aceptaremos un poquillo de dinero (por el qué dirán) y unos cuantos desechos de tienta convenientemente tasados para venderlo a la prensa como una gran operación".

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